Experiencias en territorio. Género y gestión cultural** es un libro fundamental para quienes nos dedicamos a los temas relacionados con el género, la cultura, el arte, la comunicación y la educación. Y es fundamental porque en él se aglutinan distintos ejemplos sobre las maneras en que tanto artista como educadores culturales están llevando a cabo, de manera comprometida, las diversas propuestas, intervenciones y proyectos culturales desde una perspectiva incluyente, colectiva, comunitaria, sustentable y en la que impera
una apuesta de fondo: dar voz a lo culturalmente diverso. Empresa nada fácil ya que, como bien señala Luciana Jiménez (:25), estamos en un momento difícil, de grandes retos y en donde la cultura ya es referencia obligada en nuestra vida pues se ha convertido en el principio organizador de la experiencia humana (González, 1987).
asegurar que los retos que este nuevo siglo se cumplan, los testimonios que en este libro se cuentan visibilizan las iniciativas culturales que desde la sociedad civil se han generado en torno a la gestión de proyectos que se
fundamentan en la experiencia misma de quienes están implicados, de manera directa, en dicho principio organizador.
solidaria que responda a una perspectiva de género” (Clara Mónica Zapata Jaramillo: 41)… Tal y como lo cuenta Lorena Wolffer desde su saber situado como artista comprometida con evidenciar la violencia hacia las mujeres y sus cuerpos. En el testimonio que se recopila en este libro, Wolffer habla específicamente del proyecto de largo aliento [expuestas: registros públicos] que nació del “interés por proyectar la violencia de género como un fenómeno visible y público, por articularla y señalarla partiendo de las vivencias de algunas mujeres que la han superado –o que se encuentran en el proceso de hacerlo- valiéndose de los proyectos artísticos que se han realizando, en su mayoría, en sitios públicos” (:85)
Una oración por Juárez en el que Claudia de Anda, Antonio Cíntora y yo participamos de manera colectiva bajo la coordinación de Pilar Rodríguez Aranda y del cual habla más detenidamente Pilar en el testimonio que sobre este proyecto incluye el libro.
utiliza como propuesta pedagógica en aulas a partir de la elaboración de libros con material de desecho en los cuales hay todo un proceso de reapropiación y resignificación de obras literarias. Para mí, como para Doris Sommer, autora de este testimonio, esta propuesta es reveladora no por la cuestión del reciclaje sino de las formas en que la elaboración de libros puede volverse una herramienta para quienes nos dedicamos a la docencia.
comunitarios que han sido monitoreados en lugares distintos de la Ciudad de México. Uno es “Redes, espacios móviles de arte y cultura” y el otro el de “Música en movimiento”. Dos proyectos que exponen de manera clara el proceso de la gestión cultural y el papel fundamental que tuvo la perspectiva de género en su desarrollo.
es en esencia un enfoque distinto que nos ayuda a comprender cuál ha sido el papel de los sexos en el pasado histórico. Los espacios de influencia en la construcción social del género y la ciudadanía corresponden a las instituciones públicas y privadas, los organismos de la sociedad civil, los medios de comunicación y las representaciones simbólicas de nuestro sistema de creencias” (Cíntora:71)
este mar de grandes retos. Por ello celebro su publicación y los y las invito a que se asomen a esta geografía de palabras que acercan muy de cerquita a cada una de las experiencias de gestión cultural.* Texto leído durante la presentación del libro, mayo 2012.