Poemarios

Invierno singular

En Invierno singular, Cynthia Pech realiza una travesía por las estaciones de un año metafórico. El camino empieza en la nieve, el invierno, la bruma: el encuentro y el desencuentro con el otro. Prosigue con un deshielo en el que el agua propicia las vislumbres. Llega, finalmente, a un influjo que acerca vivencias de lugares remotos.La palabra transcurre, en este poemario, del verso libre al poema en prosa: ese fluir de la imaginación que un día se soñara a orillas del Sena. O soñara con el río Yangtsé. «La palabra es una pócima muy peligrosa». Por medio de ella, se descubre el origen y la filiación, pero también el abismo.A la manera de un trencadís catalán —mosaico armado a partir de pedacería multicolor—, los poemas que integran esta obra proponen un nuevo ensamblaje de las experiencias y las fantasías que quizás le dieron origen y las transforman, así, en arquitecturas revestidas de singular belleza.

Iliana Rodríguez Zuleta

Fragmentos de lo que no se ve

Según su etimología, el término filosofía significa “amor a la sabiduría”. Con dos raíces griegas: filos y sophia, nos adentramos en dos grandes palabras que nos invitan a indagar en el lenguaje, la belleza y la mente. Así, Cynthia Pech, en Fragmentos de lo que no se ve, desafía al lector que quiera emprender el viaje por los cuarenta y tres poemas que conforman el poemario. Con un epígrafe de la poeta argentina Diana Bellessi: “Cuando muchos días no pasa nada es cuando pasa el poema”, el cual nos anuncia la gestación de la poesía que surge como un resplandor en medio de la oscuridad.

Carmen Nozal

Raíz de un Instante

Las raíces del presente, que siempre se resuelven en el instante del sonido justo, desvanecen el pasado avanzando. Borran su rastro más no su huella. Contrasentidos de los recuerdos que se visualizan en el horizonte. Nadie nunca cierra el círculo; sin embargo, las pequeñas cosas oscilan, las islas embriagan, el nombre de un mar rescata a la poeta del instante en que actúa. Para respirar, el verso distorsiona el tiempo y la poeta recurre a Odiseo –siempre el mismo viejo tránsfuga- para arrojar su palabra.

Francesca Gargallo